En Coquimbo ya está operando la empresa Crustanic, la que aprovecha los residuos de camarones y langostinos, para convertirlos en insumos para la actividad agrícola.
Rymar es una empresa dedicada al procesamiento y distribución de productos del Mar. El 90% de su producción corresponde a camarones y langostinos los que les generan gran cantidad de desechos.
Según Sebastián Rubio, socio de esta empresa, al año producen cerca de 3200 toneladas de estos desechos, por lo que se atrevieron a innovar y aprovechar este subproducto. “La cáscara para nosotros es un tema importante. Es el 85% de toda nuestra producción y nos generaba, por ejemplo, costos de vertederos, percolados y contaminación y siempre tuvimos la idea de aprovechar este elemento. Hace 3 años partimos con el proyecto y hoy es realidad. Este es el futuro que nos tiene muy motivados”, indicó Rubio.
De esta forma nació la empresa Crustanic –perteneciente a Rymar- en la comuna de Coquimbo y es la primera que sigue el concepto de economía circular en toda la zona norte del país, la que extrae el quitosano, un polímero presente en los residuos de estos productos marinos y que es ampliamente demandado en la industria agrícola como un fungicida.
El subsecretario de Pesca, Román Zelaya, destacó que “esta producción tiene certificación internacional y demuestra un esfuerzo muy importante en el cuidado y conservación de los recursos y el medio ambiente. Es una iniciativa que hay que apoyar, sobre todo, porque nace desde las regiones”.
La planta es de alta tecnología, cuyo costo del sector privado alcanzó los 2 millones de dólares. A esto se asocia la contratación de nueva mano de obra, lo que aporta al dinamismo en el sector económico pesquero regional.
En este sentido, el intendente de Coquimbo, Pablo Herman, sostuvo que “la reactivación económica es fundamental en estos momentos, con todos los resguardos necesarios por la situación de la pandemia. Acá hay un futuro sostenible gracias a la economía circular que es muy buena para el desarrollo y también para las alianzas productivas entre el sector público y privado, como nos pide el presidente, Sebastián Piñera”.
Esta instalación cuenta con el respaldo del Programa MásMar y contó con un cofinanciamiento de 40 millones de pesos, a través del Programa de Apoyo a la Inversión Productiva para la Reactivación (IPRO) de CORFO, financiado por el Gobierno Regional de Coquimbo.
Cristian Rondanelli, vicepresidente de la Comisión de Fomento Productivo del Consejo Regional, subrayó que “con estos proyectos generamos innovación, convertimos un desecho en un producto de un alto valor agregado para trabajarlo con la agroindustria local y por qué no pensar en extender el trabajo al mercado mundial”.
Por su parte el director regional de CORFO, Gregorio Rodríguez, acotó que “esta planta se hace cargo de la sustentabilidad ambiental. Los modelos de economía líneal están agotados y hoy cualquier proceso debe considerar qué va a pasar con los descartes y las huellas de carbono”.
Para el presidente de Másmar, Osciel Velásquez, "el mar nos ha dado muchas señales y hoy toca escucharlas. Aprovechar y sustentabilizar los recursos es vital para seguir avanzando con la labor pesquera de forma sana. Esta planta es un paso muy grande para reafirmar el compromiso de los trabajadores del mar de cuidar nuestros recursos, a través de la innovación, la investigación y el trabajo conjunto".
Mientras que el alcalde de Coquimbo, Marcelo Pereira, puntualizó que “es un orgullo que esto surja desde esta comuna y hago un llamado a que existan otras empresas que sigan este camino, porque es muy necesario para el cuidado al medio ambiente y para crear empleos”.
Anualmente, se estima que 2.000 de toneladas de los residuos de camarones y langostinos se destinan a la producción de quitosano, lo que se traduce en 1.200.000 litros al año de este derivado. Por lo que esta nueva planta aumentará el rendimiento de esta materia prima desde un 15% a un 90%.